Involucrar al sector privado

Las grandes empresas multinacionales operan globalmente en múltiples países y buscan cada vez más compromisos comunes y una dirección de avance en todos los países a la hora de desarrollar sus estrategias de inversión en el país. Sus cadenas de suministro y operaciones son globales y responder a diferentes señales políticas y de mercado crea desafíos. Por lo tanto, garantizar un entorno político coherente y estable dentro de cada país es importante y fomenta nuevas inversiones en esos países. Además, la adopción de objetivos ambiciosos también implica el abandono de los combustibles fósiles, y las señales relacionadas con las posibles vías de transición energética deben formar parte de la NDC. Integrar el máximo nivel de ambición y adoptar los resultados del GST y el GGA envía un mensaje claro y un estímulo al sector privado, incluyendo no sólo a las grandes empresas multinacionales, sino también a las empresas nacionales, como las pequeñas y medianas empresas (PYME), para que adopten objetivos ambiciosos y apliquen planes de transición sólidos alineados con las estrategias nacionales. (Véase también “Oportunidad: Establecimiento de objetivos, incluidos los objetivos de las NDC para toda la economía“, “Oportunidad: Aumentar la ambición mediante el establecimiento y la consecución de objetivos temáticos y relacionados con los procesos“)

En la transición climática, habrá competencia por el capital y la inversión, y los países con los mejores planes y marcos pueden atraer más inversiones. Es probable que las NDC 3.0 constituyan un punto de partida útil para que las empresas comprendan los planes de transición de toda la economía nacional y los planes de inversión sectoriales. Las NDC pueden enviar señales políticas y de mercado para modificar la economía de la transición y cambiar los futuros flujos de caja de las empresas y las valoraciones del mercado, con el fin de (re)configurar las decisiones de inversión del sector privado. Las NDC podrían referirse a dichos planes como documentos principales de aplicación de las prioridades climáticas y de desarrollo del país. Dichos planes pueden actualizarse y adoptarse paralelamente a las NDC 3.0 y abarcar incentivos de política fiscal y medidas políticas sectoriales específicas, procesos para identificar una sólida cartera de proyectos y planes detallados y plausibles de obtención de capital, con marcos sobre informes anuales de progreso. (Véase también “Oportunidad: Mejorar la comprensión de las necesidades de inversión“).

Se podría aprovechar al sector privado para que aporte ideas que mejoren la comprensión de las necesidades de inversión. La colaboración con el sector privado, incluso mediante proyectos piloto, podría proporcionar datos cuantitativos sobre los costes de las acciones y las necesidades financieras asociadas. Estas iniciativas podrían ofrecer valiosas perspectivas sobre los costes unitarios, los costes de capital y los gastos operativos, basadas en experiencias reales de aplicación. Integrando los puntos de vista del sector privado, los gobiernos podrían desarrollar estrategias de inversión de apoyo mejor informadas que prioricen las soluciones rentables y maximicen el impacto de la implementación de las NDC.

Canalizar la inversión en tecnologías, o ampliar o implantar nuevos enfoques, requiere que el sector privado comprenda las palancas clave y el entorno propicio en el que trabajan. Esto incluye las políticas, normativas, garantías y otras ayudas gubernamentales necesarias para una inversión segura en los sectores prioritarios pertinentes. Involucrar a las partes interesadas del sector privado para comprender sus necesidades y prioridades podría ayudar a garantizar mejor que el entorno propicio favorezca la inversión o la acción alineadas con el clima. Las partes interesadas del sector privado en los sectores prioritarios podrían hacer aportaciones, a través de coaliciones y foros neutrales, sobre los obstáculos y las posibles soluciones para desbloquear los flujos de inversión, o las tecnologías, por ejemplo.

Las empresas y los inversores necesitan estabilidad jurídica y fiscal para sus inversiones, sobre todo, para los proyectos de infraestructuras a largo plazo que requieren mucho capital. Disponer de un entorno favorable y estable permitirá a las empresas y a los inversores tener confianza a la hora de invertir, reequiparse, formarse o desarrollar nuevos enfoques que respondan a las acciones climáticas y las lleven a cabo. Un enfoque de planificación integrada (Ver también: “Oportunidad: Integrar la NDC en los procesos de planificación nacional“) puede contribuir a apoyar un enfoque político coherente y claro que ayude a identificar mejor el posible apoyo del sector privado, incluida la financiación o la tecnología (Véase también: “Ruta: Desbloquear el financiamiento” y “Ruta: Tecnología y creación de capacidades como necesidades y facilitadores“).

Cuando se fijan objetivos sectoriales de reducción de emisiones, puede ser útil mencionar explícitamente cuál es la contribución esperada del sector privado (por ejemplo, la industria del petróleo y el gas y la industria de las energías renovables y los sectores de uso final como el transporte, los edificios y en todas las industrias difíciles de eliminar) para alcanzar el objetivo. Estas expectativas pueden crear oportunidades de negocio y aclarar el papel de los sectores público y privado en la consecución conjunta de los objetivos. Al alinear los esfuerzos para alcanzar los objetivos a nivel nacional, ambos sectores pueden maximizar su impacto adoptando estrategias complementarias (Ver también: “Oportunidad: Desagregar los objetivos a nivel sectorial y gubernamental“).

Trabajar con grupos y coaliciones empresariales, tanto dentro como fuera de los países (por ejemplo, asociaciones comerciales locales, redes locales del Pacto Mundial de la ONU, o WBCSD (para las empresas), SME Climate Hub (para las PYME) o UNEP FI, IIGCC o GFANZ (para los inversores) a nivel mundial), para comprender las oportunidades y necesidades colectivas, y las formas de alinear los objetivos y las acciones empresariales con las prioridades climáticas nacionales, por ejemplo, puede aumentar la ambición y la resistencia a través de las cadenas de suministro del país.

Trabajar con empresas e inversores para identificar y priorizar políticas, inversiones, estrategias y acciones respetuosas con el clima puede conducir al desarrollo de nuevas cadenas de valor y al contenido local asociado, así como a otras oportunidades económicas como la creación de empleo y nuevos mercados. También puede ayudar a minimizar las consecuencias negativas y apoyar transiciones justas y equitativas. (Véase también “Ruta: Lograr una transición justa y equitativa“). Además, podrían utilizarse incentivos específicos, como exenciones fiscales o subvenciones, para animar a las empresas a adoptar prácticas sostenibles o nuevas oportunidades.

Al establecer o revisar el proceso de seguimiento y evaluación, podría incorporarse un sistema de seguimiento de la contribución del sector privado a partir de los datos de las empresas. Los datos pertinentes pueden encontrarse en fuentes públicas como los informes de sostenibilidad de las empresas, las divulgaciones medioambientales, o pueden obtenerse mediante el diálogo con las empresas. Para garantizar la calidad y la comparabilidad de la información, los responsables políticos podrían exigir al sector privado que informara de sus contribuciones utilizando marcos de divulgación e información empresarial aceptados internacionalmente y ampliamente adoptados, como las Normas GRI y CDP, y más recientemente, el trabajo del Consejo Internacional de Normas de Sostenibilidad y los esfuerzos para consolidarlo a través de la Utilidad de Datos Públicos Neto Cero (NZPDU) e integrarlo con el portal de Acción Climática Global. La recopilación de estos datos puede proporcionar una imagen más completa del progreso, ya que complementa los datos públicos oficiales. Además, alinear los sistemas nacionales de MRV con los del sector privado puede garantizar que las inversiones y los ingresos del sector privado se utilicen para proyectos elegibles, y que ambos utilicen el mismo tipo de metodología para supervisar, informar y verificar las actividades.

Aunque muchas empresas establecen objetivos climáticos ambiciosos, otras no se comprometen con los procesos climáticos. También es probable que muchas empresas no comprendan del todo las NDC y los procesos de planificación relacionados, ni cómo pueden verse afectadas por ellos. Los países podrían plantearse comunicar con claridad la contribución que se espera del sector privado, así como establecer procesos de seguimiento y proporcionar orientaciones e incentivos adecuados. Educar a los inversores privados sobre las oportunidades de inversión en sectores relacionados con el cambio climático y en empresas que ofrezcan soluciones para el cambio climático (energías renovables, gestión de residuos, gestión del agua, infraestructuras resilientes, etc.) es otra oportunidad para mejorar la participación y la educación del sector privado en los procesos climáticos. También pueden considerarse los diálogos e intercambios continuos entre el sector público y el privado, así como la orientación de los incentivos financieros hacia, por ejemplo, asociaciones público-privadas para implicar más al sector privado y movilizar la inversión privada.

Los agentes del sector privado, tanto las empresas individuales como las asociaciones y cámaras comerciales, desempeñan un papel importante a la hora de capacitar a las personas necesarias para aplicar con éxito los objetivos de las NDC.

Muchas empresas e inversores también han establecido sus propios planes de transición con objetivos muy ambiciosos y buscan invertir en los países que son igualmente ambiciosos y ofrecen el entorno propicio necesario para alcanzar dichos objetivos. El conocimiento de esos planes de transición podría ayudar a aprovecharlos para alcanzar las prioridades nacionales en materia de clima y desarrollo. La alineación entre dichas prioridades nacionales y los planes del sector privado podría permitir mayores flujos de inversiones extranjeras directas, así como la transferencia de tecnología, conocimientos, experiencia directiva y operativa, y buenas prácticas industriales al país. La financiación de la transición podría basarse en planes de transición claros, interrelacionados e interdependientes de los países y el sector privado, así como de los bancos de desarrollo, los reguladores, los supervisores y los organismos normativos.

Los bancos multilaterales de desarrollo, las instituciones bilaterales de financiación del desarrollo y otras partes interesadas del sector público también están en transición y se espera que utilicen sus limitados recursos del sector público de forma más eficaz para movilizar capital e inversiones privadas. También es aconsejable aprovechar sus programas nacionales y sus planes de transición, así como su experiencia y sus redes de empresas del sector privado, sobre todo para inversiones y proyectos que tengan potencial de viabilidad comercial y sean adecuados para soluciones de financiación combinada.